lunes, 30 de septiembre de 2013

Práctica BLIJ



Los nuevos lectores: la formación del lector literario
Pedro César Cerrillo Torremocha



Para comenzar, el autor hace una pequeña reflexión sobre qué entiende él por  lectura. Comenta que es una actividad cognitiva y comprensiva en la que intervienen el pensamiento, la memoria y los conocimiento previos del lector, obligándote a imaginar personajes, paisajes, etc. Pero, es una actividad poco valorada por la sociedad actual, sobre todo, por los jóvenes.

Del mismo modo, piensa que hay dos tipos de lectores. Los lectores tradicionales, lectores de libros, competentes y adaptados a las nuevas tecnologías, leyendo hasta por internet, y los nuevos lectores, que leen la información que aparece en la red, chatean, juegan, pero muchas veces, siendo incapaces de diferenciar y entender mensajes.

Además, cree que ha habido un cambio de modelo cultural, incluido en las escuelas, donde se rompe la cultura alfabética, textual e impresa, por el auge de las nuevas tecnologías en las que se construye con imágenes audiovisuales, implicando modificaciones en el uso del lenguaje, en las capacidades de razonamiento y en las habilidades para la lectura comprensiva.

Argumenta la aparición de un nuevo alfabetismo: el neoalfabetismo, protagonizado por los nuevos lectores fascinados por los nuevos soportes de lectura, lectores poco competentes y no literarios. Para superar este concepto y regular el ejercicio de la lectura literaria, hace falta una lectura activa, libre y crítica, siendo capaz de atraer y seducir a los jóvenes, frente al poder de la cultura audiovisual.

También, piensa que conviven dos tipos de lecturas. Las lecturas obligatorias, que suelen estar condicionadas por el logro de conseguir objetivos académicos y de cumplir la lección, sin pensar en los intereses, motivaciones y curiosidades de los alumnos, y las lecturas voluntarias sin ninguna finalidad más allá de la misma. Lo más eficaz para que ésta se convierta en un uso habitual, y que sea como un instrumento más de ocio, según el autor,  es el ver leer; la práctica de la lectura en familia.
Finalmente, para una buena formación del lector literario, el autor especifica que no frenemos las motivaciones lectoras de los alumnos, que no les contemos historias aburridas, que no les impongamos lecturas, que les dejemos creer en cosas increíbles. Así, poco a poco, llegarán a imaginar mundos maravillosos, analizarán su mundo interior y tendrán la capacidad para interpretar la realidad exterior. Para ello, como docentes, necesitamos unir las lecturas escolares con las voluntarias formando alumnos con un espíritu crítico, los que serán capaces de tomar decisiones y tener en cuenta el contraste de sentimientos.
 


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