Los nuevos lectores: la formación del lector literario
Pedro César Cerrillo Torremocha
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/platero/01394942033793527868680/p0000001.htm#I_0_
Para comenzar, el autor hace una pequeña reflexión sobre
qué entiende él por lectura. Comenta que
es una actividad cognitiva y comprensiva en la que intervienen el pensamiento,
la memoria y los conocimiento previos del lector, obligándote a imaginar
personajes, paisajes, etc. Pero, es una actividad poco valorada por la sociedad
actual, sobre todo, por los jóvenes.
Del mismo modo, piensa que hay dos tipos de lectores. Los
lectores tradicionales, lectores de libros, competentes y adaptados a las
nuevas tecnologías, leyendo hasta por internet, y los nuevos lectores, que leen
la información que aparece en la red, chatean, juegan, pero muchas veces,
siendo incapaces de diferenciar y entender mensajes.
Además, cree que ha habido un cambio de modelo cultural,
incluido en las escuelas, donde se rompe la cultura alfabética, textual e
impresa, por el auge de las nuevas tecnologías en las que se construye con
imágenes audiovisuales, implicando modificaciones en el uso del lenguaje, en
las capacidades de razonamiento y en las habilidades para la lectura
comprensiva.
Argumenta la aparición de un nuevo alfabetismo: el neoalfabetismo,
protagonizado por los nuevos lectores fascinados por los nuevos soportes de
lectura, lectores poco competentes y no literarios. Para superar este concepto
y regular el ejercicio de la lectura literaria, hace falta una lectura activa,
libre y crítica, siendo capaz de atraer y seducir a los jóvenes, frente al
poder de la cultura audiovisual.
También, piensa que conviven dos tipos de lecturas. Las lecturas
obligatorias, que suelen estar condicionadas por el logro de conseguir
objetivos académicos y de cumplir la lección, sin pensar en los intereses,
motivaciones y curiosidades de los alumnos, y las lecturas voluntarias sin
ninguna finalidad más allá de la misma. Lo más eficaz para que ésta se convierta
en un uso habitual, y que sea como un instrumento más de ocio, según el
autor, es el ver leer; la práctica de la
lectura en familia.
Finalmente, para una buena formación del lector
literario, el autor especifica que no frenemos las motivaciones lectoras de los
alumnos, que no les contemos historias aburridas, que no les impongamos
lecturas, que les dejemos creer en cosas increíbles. Así, poco a poco, llegarán
a imaginar mundos maravillosos, analizarán su mundo interior y tendrán la
capacidad para interpretar la realidad exterior. Para ello, como docentes,
necesitamos unir las lecturas escolares con las voluntarias formando alumnos
con un espíritu crítico, los que serán capaces de tomar decisiones y tener en
cuenta el contraste de sentimientos.